. Los viajes de Hector y Yolanda Los viajes de Hector y Yolanda: Blogtrip a Peñíscola con travel bloggers de CVTB. Parte 2

viernes, 5 de mayo de 2017

Blogtrip a Peñíscola con travel bloggers de CVTB. Parte 2

En la primera parte de este blogtrip, en el anterior artículo, hicimos un recorrido por Peñíscola llamado Peñíscola de Cine.

Casco antiguo de Pañíscola.
Casco antiguo de Peñíscola.
En este otro artículo relataré el resto del día, donde visitaremos el Castillo del Papa Luna, parte del casco antiguo y el Parque Natural de la Serra d'Irta.

Iglesia de Nuestra Señora de la Ermitana
Iglesia de Nuestra Señora de la Ermitana.
Nos habíamos quedado en nuestra visita al Parque de Artillería, tras la cual pusimos rumbo al Castillo de Peñíscola o Castillo del Papa Luna, pasando primero por la Plaza de Armas y por la Iglesia de Nuestra Señora de la Ermitana, una de las dos del casco antiguo.

Plaza de las Armas desde la entrada al Castillo.
Plaza de las Armas desde la entrada al Castillo.
Empezaré explicando un poco de historia del Castillo y quién es es el Papa Luna y porqué vino a esta pequeña población de poco más de 7.000 habitantes en la actualidad, aunque se acerca a los 150.000 en verano.

Castillo del Papa Luna en Peñíscola.
Las caballerizas del castillo.

El Castillo, emplazado en la zona más elevada de un pequeño peñón, a 64 metros sobre el nivel del mar, con un perímetro de 230 metros, fue construido entre 1294 y 1307 por Los Templarios, siendo esta la última fortaleza templaria construida, aunque, como suele ser habitual, sufrió pequeñas reformas, pues Benedicto XIII lo transformó en palacio papal en 1411.

Castillo del Papa Luna en Peñíscola.
Castillo de Peñíscola.
Con el Cisma de Occidente, allá por el s. XV, Benedicto XIII, conocido como el Papa Luna, decide romper con Avignon y establecer otra sede Papal en Peñíscola, de modo que durante unos años hubo tres papas y tres Sedes Pontificias, las únicas que han existido, Roma en Italia, Avignon en la Provenza de Francia y Peñíscola.

Castillo del Papa Luna en Peñíscola.
Aquí se cree fue envenenado el Papa Luna.
El Papa Luna superó un intento de envenenamiento (mandado por otro de los Papas) en 1418, y murió en 1423, asegurándose que sus cardenales eligieran a su sucesor, Clemente VIII, quién abdicó poco después, en 1429 en favor del nuevo pontífice surgido del concilio de Constanza, dando por finalizado de ese modo el hecho de que hubiera más de un papa.

Castillo del Papa Luna en Peñíscola.
Patio del Castillo del Papa Luna.
Ha sido declarado monumento Histórico-Artístico en 1931, y destaca en todo su conjunto la sobriedad y solidez de su construcción tanto en las estancias templarias como en las estratégicas e intrincadas dependencias pontificias.

Castillo del Papa Luna en Peñíscola.
Antiguas Cocinas.
A pesar de las modificaciones hechas por Felipe II en la fortaleza, y de los bombardeos sufridos en las guerras y asedios, no se ha alterado a penas el castillo, sólo se han realizado pequeñas reformas.

Castillo del Papa Luna en Peñíscola.
Salón gótico del castillo.
Caballerizas, establos, iglesia, mazmorras, estancias, aljibes, salón del cónclave, salón gótico o cocinas son algunas de las habitaciones que visitaréis en el castillo.

Castillo del Papa Luna en Peñíscola.
A la derecha la escalera que da acceso a la terraza.
Del centro del patio hay una estrecha escalera que nos llevará hasta lo más alto de la fortificación, una fabulosa y amplia terraza en lo alto de la atalaya, en el punto más elevado del castillo, desde donde todo se domina. Su nombre es “El Macho”.

Vistas desde la terraza del Castillo de Peñíscola.
Desde la terraza del Castillo se ve el istmo perfectamente.
Desde aquí se obtienen unas vistas impresionantes del Maestrazgo costero, la Serra d’Irta (Parque Natural) o las vecinas ciudades de Benicarló y Vinarós, sólo por estas vistas merece la pena pagar la entrada al castillo.

Vistas desde la terraza del Castillo de Peñíscola.
La Serra dÍrta desde la terraza del Castillo.
Vistas desde la terraza del Castillo de Peñíscola.
Campanario del ermitorio adosado al castillo.
También podréis ver la pequeña península en la que se asientan castillo y población amurallada, punto de transición de dos tipos de costa muy diferenciados: al norte un magnífico arco arenoso, y al sur rocoso y recortado.

Vistas desde la terraza del Castillo de Peñíscola.
Playa Sur de Peñíscola.
Vistas desde la terraza del Castillo de Peñíscola.
Playa Norte de Peñíscola.
El Parque de Artillería, el puerto o el ermitorio de la Mare de Déu d’Ermitana, templo actual del barroco valenciano, adosado al castillo y que cobija a la patrona de la ciudad también se pueden contemplar desde lo alto.

El faro de Peñíscola.
El faro de Peñíscola.
También podréis admirar otro de los símbolos de Peñíscola, además del castillo, es el faro que ha salido también en series como "El Chiringuito de Pepe" y películas como "París Tumbuctú" o "Calabuch".

Saliendo del Castillo del Papa Luna.
Saliendo del Castillo del Papa Luna.
Con estas impresionantes vistas pusimos fin a la visita al castillo y pusimos rumbo al restaurante donde teníamos que comer, que ya era hora y había hambre después del largo paseo escalera arriba y abajo.

Peñíscola.
Peñíscola.
Como estábamos en lo más alto del peñón, fuimos callejeando por el apiñamiento del viejo burgo, unido al continente por un cordón de arena que tiempo atrás era azotado por las olas durante los temporales, transformando al casco antiguo en una efímera isla.

Peñíscola.
Casco antiguo de Peñíscola.
Un pueblo de caserío blanquiazul, formando agradables callejas, pinas, quebradas e irregulares de estructura arábigo-medieval.

Peñíscola.
Plantas decorativas.
Un toque mediterráneo repleto de tiendas de souvenirs, alojamientos con encanto y restaurantes y bares de todo tipo.

La Casa de las Conchas.
La Casa de las Conchas.
De entre todas las casas pintadas en su mayoría de blanco y azul, destaca una que no lo está, uno de los edificios que más llama la atención recorriendo el casco histórico de Peñíscola, la Casa de las Conchas, cuya fachada esta cubierta de conchas en su totalidad.

Restaurante Rocamar, Peñíscola.
Restaurante Rocamar, Peñíscola.
Paseando y charlando de viajes llegamos al restaurante Rocamar, uno de los más conocidos y prestigiosos de Peñíscola, con una ubicación inmejorable, a los pies de la ciudad vieja en la playa Norte, a ras de mar.

Restaurante Rocamar, Peñíscola.
Tapa inspirada en "el Chiringuito de Pepe"
Nos sentamos en la terraza y no sólo disfrutamos de su elaborada y distinguida comida, a base de pescado y marisco, también de las espectaculares vistas del mar que teníamos y, como no, de las charlas viajeras que pocas veces podemos tener, ya que somos frikis de los viajes, y al que no le gusta este mundo se le hace pesado que hables de ello...aquí no, aquí todos disfrutamos de contar y escuchas historias sobre destinos lejanos.

Restaurante Rocamar, Peñíscola.
No podía estar más bueno.
El plato fuerte fue un arroz con pescado que quitaba el sentido, para terminar con un delicioso postre y el tan típico café.

Parque Natural de la Serra d'Irta.
Parque Natural de la Serra d'Irta.
Al finalizar nos propusieron como alternativa al Parque Natural de la Serra d'Irta tomarnos unos cubatas en la terraza de al lado, pero como buenos viajeros preferimos ir a conocer el parque.

Parque Natural de la Serra d'Irta.
Peñíscola desde el parque.
Así que cogimos nuestros coches y seguimos a nuestros guías hasta la entrada al parque natural, desde donde se obtienen unas preciosas vistas de Peñíscola y donde nos dieron algunos datos interesantes del parque, como que la serie española "El Barco" hizo sus últimos capítulos aquí, cuando se toma tierra.

Parque Natural de la Serra d'Irta.
Silencia, paz y tranquilidad.
Esta joya natural es la única zona costera libre de edificaciones (12 km) desde Francia hasta Almería, por lo que la vegetación típica del matorral mediterráneo que lo ocupa no se ve entorpecida por edificaciones.

Parque Natural de la Serra d'Irta.
Serra d'Irta.
Está formado por dos pequeñas cadenas montañosas (altitud máxima de 572 metros en el pico Campanelles) paralelas a la costa y separadas por el valle de Estopet. Por su cercanía al mar, estas montañas descienden abruptamente formando acantilados, unas 12 calas (mucho más desérticas y tranquilas que las playas cercanas al castillo, por lo que son una opción perfecta de cara al verano), cornisas y arrecifes marinos.

Parque Natural de la Serra d'Irta.
Torre Badum.
El acantilado más alto e importante es el de Torre Badum, construida por los musulmanes, y que pertenece a una red de torres de vigía destinadas a la protección de la zona de las incursiones marítimas, como la torre de Ebrí.

Peñíscola.
Vista de Peñíscola desde el sur.
El parque está repleto de senderos por lo que ir en bicicleta, andando o corriendo, por lo que es ideal para que Peñíscola se consolide también, además de como turismo familiar, como turismo deportivo, acogiendo pruebas importantes de triatlón, por ejemplo.



Después de esto regresamos a casa, pero como colofón final, os dejo con el fantástico vídeo realizado por Sabatic, a mi me encantó, ¿y a vosotros?

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