. Los viajes de Hector y Yolanda Los viajes de Hector y Yolanda: Sábado 26 de Abril 2014 (parte 1)-Qué ver en un día en el Mont Saint Michel, Baja Normandía.

lunes, 3 de noviembre de 2014

Sábado 26 de Abril 2014 (parte 1)-Qué ver en un día en el Mont Saint Michel, Baja Normandía.

Hacía muchos años que tenía ganas de venir a este lugar, y hoy por fin se iba a cumplir ese sueño...

Plano del Mont Saint Michel.
Plano del Mont Saint Michel.
Allí donde se pose la vista podéis estar seguros de que la bahía del Mont Saint-Michel es una maravilla: las arenas, la vegetación, el mar y el cielo comparten el horizonte. La luz juega con los elementos en un paisaje mutante donde se reflejan el Monte Saint-Michel y las alineaciones de mejillones bouchots.


Mont Saint Michel.
llegando al Mont Saint Michel.
Pero dejémonos de clichés y vayamos al tema...aunque realmente se encuentra estratégicamente ubicado en el departamento de La Mancha, en la región de Baja Normandía, todo el mundo que visita Bretaña, viene hasta el Mont Saint-Michel, ya que está a un tiro de piedra, por ejemplo, de nuestro camping a menos de 40 kilómetros, lo que supone más o menos 45 minutos.

Mont Saint Michel.
Mont Saint Michel.
El Mont Saint-Michel pasó de ser un humilde oratorio en el s. VIII a un monasterio benedicto en los ss. XII y XII. Hoy en día es uno de los lugares más visitados de Francia y la gran joya del turismo de Normandía.

Mont Saint Michel.
Mont Saint Michel, Torre de Gabriel.
Lo primero que tenéis que saber es que desde hace ya algunos años sólo se puede acceder al Mont Saint Michel en un autobús/lanzadera ( de 8:00 a 1:00) que parte desde el parking, a unos 2 kilómetros y nos acerca hasta la muralla gratuitamente cada 10 ó 15 minutos.

El Mont Saint Michel desde la lejanía.
El Mont Saint Michel desde la lejanía.
Desde este punto, o incluso alejándonos un poco, tomaremos las clásicas fotos del monte como la de arriba.

Mont Saint Michel.
Caminando por la Bahía del Mont Saint Michel.
La bahía del Mont Saint-Michel posee unos 100 km de costa. Una sucesión de islas, acantilados, playas y dunas en los que abunda una variada fauna y flora. Este recorrido por el litoral del Cotentin nos reserva algunas espléndidas vistas del Monte y procura unos paseos de lo más agradables entre pólderes y herbus.

Mont Saint Michel.
Precioso el Mont Saint Michel.
Pero lo primero que tenéis que hacer es informaros sobre las mareas. Y es que su amplitud es considerable y puede haber hasta 14 m de diferencia entres los niveles de la marea baja y de la marea alta. Como el fondo es llano, los bancos de arena pueden quedar al descubierto incluso hasta 15 km. El flujo sube rapidísimamente; la velocidad media es la de un hombre andando a paso normal (3,75 km/h), aunque puede alcanzar velocidades punta de hasta 25-30 km/h.

Mont Saint Michel.
Tour du Nord, el mejor lugar para ver subir la marea.
Dos veces al día las mareas de la Bahía del Mont-Saint-Michel invaden la misma. Estas se caracterizan por la cantidad de movimiento (flujo) y descendente (reflujo) del mar causado por el efecto combinado de las fuerzas gravitacionales de la Luna y el Sol, así como la configuración de la línea de costa, algunas de las cuales, al igual que la bahía del Mont -Saint-Michel, acentúan la amplitud de las ondas. Las mareas provocan agua mezcla significativa, que promueve la producción orgánica y por lo tanto permite a la bahía del Mont-Saint-Michel se benefician de la riqueza biológica excepcional con una fauna diversa y abundante.

Mont Saint Michel.
Abadía del Mont Saint Michel.
Las mareas más altas del mundo, que tiene lugar en la bahía del Mont-Saint-Michel. Así pues, antes o después de la visita de la abadía sería interesante que vierais cómo llega la marea alta al Mont Saint Michel y lo rodea. Para esto recomiendan estar 2h antes de la hora indicada de llegada de la marea. El horario de las mareas se encuentra disponible en la web oficial y en la entrada del Mont Saint Michel en grandes carteles traducidos a varios idiomas.

Mont Saint Michel.
Izan y Yolanda en la Bahía del Mont Saint Michel.
El Monte lleva décadas enarenándose. El mar deposita cada año en la bahía aproximadamente 1.000.000 de m 3 de sedimentos. El hombre es en buena medida responsable de ello, ya que de mediados del s. XIX a 1969, llevó a cabo un buen número de obras que han acentuado la polderización (canalización del Couesnon, diques...). Lo mejor es atravesar la bahía acompañado por un guía, pues hay zonas con arenas movedizas más peligrosas de lo que parece a priori, así que eso es lo que hicimos y nos aventuramos a hacer una excursión a pie para ver la "cara oculta" del Mont Saint Michel y disfrutar de un paseo por la bahía en marea baja. decidimos ir con una guía de habla hispana y fue una de las experiencias más bonitas que hemos tenido en familia, tanto para nosotros los mayores como para los niños.

Yolanda y los niños en la Bahía del Mont Saint Michel.
De ese modo, a la hora convenida, caminamos hacia la izquierda de la puerta principal (mirándola) bordeando la isla hasta llegar a la arena, en zonas seca, en otras más húmeda, y nos descalzamos para andar por las arenas de la bahía.

Mont Saint Michel.
La cara oculta del Mont Saint Michel.
Desde el principio los niños disfrutaron de la caminata, izan, en clase, había dado las mareas y hoy iba a vivir in situ lo que previamente había estudiado.

Mont Saint Michel.
Cruzando uno de los ríos del Mont Saint Michel.
La Bahía del Mont-Saint-Michel está bañada por el canal que bordea sus costas y atravesada por tres ríos: La Couesnon, Ver y Sélune, y uno de estos tres ríos lo tuvimos que atravesar andando, de modo que nos mojamos hasta más arriba de las rodillas con agua excesivamente fría para nosotros. Joel cruzó en sentado en mi cuello.

Mont Saint Michel.
Arenas movedizas.
En sus orígenes este islote se encontraba bastante alejado de tierra firme, pero hoy en día está comunicado por una estrecha carretera. El Mont Saint-Michel no deja de ofrecer una estampa impresionante cuya imagen queda grabada en nuestro interior para siempre, es sencillamente espectacular, grandioso, mucho más de lo que se muestra en las imágenes.

Mont Saint Michel.
Isla de Tombelaine y sus arenas movedizas.
Lo llaman la ""Maravilla de Occidente"" por su emplazamiento, su historia y su arquitectura y siempre ha estado rodeado de misterios que excitan la imaginación, como las arenas movedizas, las nieblas súbitas y las mareas que suben ""a la velocidad de un caballo al galope"". Quizás os decepcione la abigarrada multitud que invade el monasterio y los puestos de recuerdos, pero no os olvidéis que lo importante es ese maravilloso lugar que desafía al mar desde lo alto de un promontorio rocoso.

Isla de Tombelaine, Mont Saint Michel.
 Vuelta desde la Isla de Tombelaine al Mont Saint Michel.
A mitad de la excursión llegamos a los pies de la Isla de Tombelaine, también en la Bahía del Mont Saint Michel, donde hay unos bancos de arenas movedizas que hizo que Izan y Joel se lo pasaran pipa hundiéndose en ellas.

Mont Saint Michel.
La cara oculta del Mont Saint Michel.
En el camino de vuelta pudimos observar todo el rato este “Castillo encantado” al que el sol transforma en una infinita extensión de tonos dorados y plateados se eleva sobre un promotorio de granito de 80 metros de altura y con una circunferencia de poco menos de 1 kilómetro.

Mont Saint Michel.
Arenas movedizas.
Hasta que se hizo "de noche" por culpa de unos nubarrones que descargaron una fina, fría y punzante lluvia que dolía e hizo llorar de dolor y miedo a Joel los 5 ó 10 minutos que duró la misma se hicieron interminables para el niño y tras la lluvia se quedó congelado. Menos mal que la guía, acostumbrada a estos cambios de climatología y  con mucha profesionalidad lo tapó con una manta térmica de esas que ponen en los accidentes, que calentó al pequeño de nuevo en pocos minutos y lo tranquilizó de nuevo.

Mont Saint Michel.
La familia entera metida en arenas movedizas.
Tras este contratiempo la guía nos llevó a una zona donde las arenas movedizas volvieron a "enloquecer" a los niños, como disfrutaban hundiéndose en ellas, tanto como los adultos, toda una experiencia.

Mont Saint Michel.
Mont Saint Michel.
Una vez terminada la excursión, procedimos a limpiarnos y secarnos los pies y cambiarnos de ropa (habíamos llevado una mochila con algo de ropa seca) y tras eso procedimos a realizar la visita del peñón, sus casas, su calle y su abadía, pero eso os lo contaré en el siguiente artículo.

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