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lunes, 22 de agosto de 2011

12 de Julio de 2011-Ruta del vino-Alsacia-Francia

Empezamos el día más o menos donde lo dejamos el pasado Domingo 10 de Julio de 2011, pues la localidad con la que descorchamos este Martes está a escasos minutos en coche de nuestra última visita de ese día, aunque realmente estábamos a 62 kilómetros de nuestra casita en Boersch, poco menos de una hora en coche.

Esta localidad no es otra que Kaysenberg.
Delante el Ayuntamiento. Detrás la iglesia de Kaysenberg.
De estructura alargada (al igual que en otros muchos puntos de Francia, la calle central se llama General de Gaulle), Kaysenberg tiene aire medieval, en medio de viñedos y al lado del Weiss.


Rincón con encanto de Kaysenberg.
El nombre deriva de caesaris-mont, monte del césar, que atestigua desde época romana su privilegiada situación y su papel en los conflictos bélicos.

La plaza.
En este increíble pueblo amurallado se puede aparcar fácilmente al otro lado del río, luego, seguir las indicaciones. La oficina de turismo da un plano con el recorrido, que es , básicamente, la calle principal.

Casas alsacianas al lado del río.
Casitas de colores con entramado de madera, flores, balconadas de madera, una bonita plaza con fuente son lo común en otras poblaciones cercanas, pero algo tiene esta pequeña población que a mi me enamoró, convirtiéndose en una de mis preferidas dentro de Alsacia.

Puente del siglo XV.
El pueblo cuenta con una magnífica iglesia de origen románico y continuación gótica (siglos XII y XV), que alberga un interesante altar tríptico de madera, del maestro Jean Bongartz de Colmar (siglo XVI). Portada románica, estatuaria e incluso un vitral del siglo XV añaden interés al edificio.

Las casas de entramados se reflejan en el Weiss.
En la población, de unos 3.000 habitantes, hay un excelente ayuntamiento renacentista; un puente fortificado sobre el Weiss, del siglo XV, ubicado en medio de una serie de antiguas edificaciones, entre ellas la maison Brief, del XVI, y la Hostería del Puente, también de arquitectura tradicional; y, como ya he señalado antes, diversas casas tradicionales de valor.

Por muchas casas de entramados de madera que veas no llegas a cansarte.
Es uno de los pueblos en los que más se pueden observar sus murallas, así como un y un ruinoso castillo medieval (del siglo XIII) al cual se puede llegar caminando y que tiene unas vistas increíbles, no solo del pueblo sino también de los viñedos, aunque esto último no lo comprobamos, pues con dos carros y dos niños no es lo más aconsejable...
Se aprecia parte del puente y del castillo.
Caminar por sus calles empedradas ya es un placer en sí oliendo el aroma que el mosto despliega, ya que no nos olvidemos que así como los quesos, el vino está más que presente con todas las variedades que en esta zona se encuentran y que muchas fueron traídas de la ciudad de Tokay en Hungría, luego de una incursión bélica.

Sin duda una de mis poblaciones alsacianas favoritas.
La ciudad tiene entre sus hijos célebres a Albert Schweitzer, premio Nobel de la Paz de 1954. Doctor de la Selva Virgen, médico, filósofo y organista. Su casa natal se ha transformado en un museo, allí se presentan fotos, documentos y recuerdos de su vida, en la que destacó por su entrega a la lucha contra el subdesarrollo y las enfermedades en África Tropical. Esto último tampoco lo visitamos.

Las flores siempre presentes en Francia.
Antes de subir al coche, nos comimos unos bocadillos en un parque a las afueras de la población, en el recorrido de la oficina de turismo, donde los pequeños pudieron subirse a los columpios y demás artilugios para su diversión. Para no variar, comparto nuestro vídeo de Kaysenberg con vosotros:



Aunque nuestro siguiente destino era Riquewïhr, para llegar hasta allí cruzamos dos pueblos donde hicimos una corta, cortísima parada únicamente para sacar dos fotos.

El primero de ellos se trata de Bennwïhr, famoso por su clima benigno y soleado. y por su moderna iglesia, sumamente luminosa por su gran vidriera. Sufrió duramente el drama de la guerra en 1944.

Iglesia de Bennwïhr.
El segundo es Mittelwïhr, conocido como el midí de Alsacia por su excelente ubicación, que permite una magnífica floración de jardines y terrazas, y una excelente maduración de los vinos, que alcanzan renombre. El lugar también fue muy destruido en la Segunda Guerra Mundial.

Un precioso hotel de Mittelwïhr.
Finalmente llegamos a Riquewïhr, a sólo 10 kilómetros al Norte de Kaysenberg (como comprobaréis las distancias son mínimas, pues ya ha comentado que entre estas dos poblaciones paramos en otras dos...).

Riquewïhr desde la cercana Zellenberg.
Riquewïhr se trata sin duda de uno de los más bellos pueblos alsacianos, con apenas mil habitantes, una excelente cultura vinícola y bellos lugares para disfrutar del descanso y la restauración.

Ayuntamiento de Riquewïhr.
Calle General de Gaulle.
A lo largo de la abarrotada calle principal, General de Gaulle, se pueden ver numerosos edificios bellos, tradicionales, y excelentes restaurantes, hoteles o boulangeríes (venden unos pastelillos de diversos colores muy buenos), hasta llegar a Obertor, la puerta más alta de la muralla.

Calle General de Gaulle. Al fondo el Ayuntamiento.
Una de las casas más bellas de la localidad.
Las numerosas casas tradicionales, las mejores del siglo XVI; las típicas calles, como la de los Judíos o la
Lateral, espacios como la plaza de las tres iglesias o Dolder, el castillo de los duques de Wurtemberg, etc. hacen de Riquewïhr un lugar con encanto especial. Inolvidable.
Calle principal, llegando a la puerta Obertor.
Obertor, la puerta de la muralla.
Su forma y estructura no han cambiado desde la Edad Media, conserva perfectamente casas de notable sabor construidas del s. XV y XVI, con sus entramados y ventanas floridas, si la villa se parece tanto a una ciudad de la Edad Media es porque su gente no ha cambiado mucho, pues siguen viviendo de la elaboración del vino.
Casas de entramados de madera, flores, típico en Alsacia.
Muchas calles vacías son tan bellas como las más concurridas.
Para ver están el Castillo de los duques de Wurtemberg, Dolder y sus increíbles y bien conservadas edificaciones.

Parte de la muralla de Riquewïhr.
Riquewïhr, uno de los pueblos más bellos de Francia.
Está considerado uno de los "Pueblos más bellos de Francia". Podéis comprobar si estáis de acuerdo tanto con las fotografías como con nuestro vídeo:



Zellenberg.
Muy cerca, camino de Hunawïhr, se halla la pequeña población de Zellenberg, que a mi juicio sólo tiene encanto por su situación, que permite una excelente vista de la campiña, en medio de la cual se halla Riquewïhr.

El lugar tiene una iglesia del siglo XVIII y conserva dos torres de sus viejas fortificaciones.

Junto a Bennwïr y Mittelwïhr son las únicas poblaciones del día de hoy que suprimiría si fuera vosotros, a no ser que estuvierais interesados en probar sus vinos, de ahí la corta duración del siguiente vídeo:



Hunawïhr, a sólo 4 kilómetros de la bella Riquewïhr, cuenta con unos trescientos habitantes y se halla al norte de Colmar.
Como no, entramado de madera.
El monumento más típico del lugar es la iglesia con su campanario cuadrado, de aspecto robusto, similar a una torre de fortaleza. En el entorno se aprecia el recinto hexagonal, del siglo XIV, que muestra ese carácter defensivo.
Esta iglesia sirve para el culto católico y el protestante. La zona del coro está reservada para los católicos. Conserva frescos del siglo XV.
La iglesia de Hunawïhr rodeada de viñedos.
También hay otro punto curioso de visita: un centro de mariposas exóticas, donde se reproducen especies bellas de otros continentes. El visitante puede comprobar las distintas fases de la vida de los lepidópteros. Nosotros no fuimos.
Las cigüeñas son las aves típicas de Alsacia. Las hay a montones.
Aunque está en la lista de los “pueblos más bellos de Francia”, no creo que lo merezca, más estando Kaysenberg tan cerca, que si es merecedora de este galardón y no lo posee. No tardamos demasiado en abandonar la población, de ahí la duración del vídeo:



Dos kilómetros más al Norte nos encontramos con Riberauvillé, otro de los enclaves más famosos de Alsacia y aunque para mi inferior en belleza a Kaysenberg y Riquewïhr, merecedor de una visita.

Izan y Joel.
Llamada en alsaciano Rappschwihr, es una de las poblaciones que pertenece a la ruta de los vinos de Alsacia, que en total son 67, pero nosotros sólo vamos a visitar una pequeñísima parte.

Ribeauvillé, repleta también de entramados de madera.
La villa en el siglo XIII pasó a ser gobernada por los señores de Rappoltstein. El señor Rappoltstein fue el rey o protector de los juglares errantes de la tierra, los cuales pagaban un impuesto por tener dicha protección.

Ribeauvillé, famosa en Alsacia y una de las más bellas poblaciones.
Los juglares tienen a su patrona aquí y cada 8 de Septiembre, fecha de nacimiento de la virgen María, se sigue celebrando su fiesta, gentes de todo el mundo se reúnen en Ribeauvillé para ver en sus calles los espectáculos y cantos de músicos ambulantes, como homenaje a sus antiguos juglares errantes.

Grand rue con uno de los castillos al fondo.
El pueblo es una preciosidad, con esas casas típicas de entramado que recuerdan las casas de los cuentos de hadas, todas de distintos colores a cual más bonita y con muchas tiendas donde comprar productos típicos, vinos, embutidos, dulces….

Como en otras poblaciones, si te alejas de la calle principal.
Con apenas 5.000 habitantes, Ribeauvillé es un núcleo alargado y bello, famoso por su excelente vino.

Plaza del Ayuntamiento de Ribeauvillé.
El lugar tiene encanto: las viejas casas, el almacén de granos, la fuente renacentista (siglo XVI) perfectamente decorada con flores, el bello ayuntamiento (siglo XVII), la torre de los carniceros o Bouchers(siglo XIII), etc. dan un tono en el que se respira tradición e Historia. Merece una detención especial en la plaza de la Sinne, llena de encanto y casas tradicionales.

La puerta de Ribeauvillé.
Entre los edificios religiosos la iglesia de San Gregorio el Grande, gótica (siglos XIII y XV). Destaca en ella el tímpano del portal oeste. En julio celebra un festival del vino. Al principio está la oficina de turismo, con el consabido plano, el trayecto es algo más largo que en otros pueblos, pero casi se puede limitar a la calle principal.
San Gregorio.
Desde la localidad, siguiendo la Grad-Rue, se va a las ruinas del castillo de St-Ulrich, desde donde se puede contemplar una magnífica construcción de épocas medievales y del XVI y un panorama excelente.
Más elevados aun están otros dos castillos. El ruinoso fuerte de Girsberg, del siglo XII, ubicado sobre un roquedo inexpugnable y el de Alto Ribeupierre, aún más elevado, desde el que el panorama es magnífico. Nosotros no subimos a ninguno de los tres, pero si que vimos un castillo en Alsacia. Ahora os cuento, pero primero, el vídeo de la población:



Para finalizar con las visitas del día de hoy, tenemos un gran castillo. A unos 20 km. al Norte de Ribeauvillé está el Castillo Haut Koenigsburg.
Entrada al castillo.

Dominando el hermoso pueblo de St-Hippolyte se encuentra este hermoso castillo de color rojizo (por la piedra). Dejar el coche en el aparcamiento, muy bien aprovechado, y subir unos 5 min. a pié. Os doy un consejo para que caminéis lo mínimo. Una vez empieza el parking, todavía está lejos el castillo, así que seguid conduciendo para controlar cuantos sitios libres hay. Una vez llegas al castillo de Haut Koenigsburg y lo pasas, vuelven a haber plazas para aparcar, si encuentras allí bien, si no das la vuelta y coges sitio.

El interior del castillo.
Vistas del castillo.
En 1114 el emperador suabo Federico de Hohenstaufen construyó aquí el primer castillo teutónico, destruido en 1462. Reconstruido yampliado bajo los Habsburgo, se incendió en 1633. A finales del s.XIX, el Káiser Guillermo II encargó su restauración resultado de la cual fue el aspecto actual, fiel al edificio original.

Pese a su puente levadizo, un imponente torreón y anillos de murallas, es demasiado elegante para ser un castillo feudal.

La Cour d’Honneur es una sorprendente reconstitución, con un torreón angular puntiagudo y galerías con arcadas. Dentro del castillo hay unas oscuras cámaras góticas y espaciosas salas renacentistas. La Grande Salle tiene una galería neogótica y paneles muy ornamentados. Desde las murallas se extiende el glorioso panorama del valle del Rin, bordeado por la Selva Negra y los Alpes. Del lado opuesto hay una vista general que cubre desde los altos Vosgos hasta los viñedos y pueblos de la parte baja.

Panorámica desde el castillo.
Se encuentra en la cima del monte Staufenberg a 800 metros de altitud y por lo tanto ofrece una gran vista panorámica donde no solamente pueden verse Los Vosgos sino también La Selva Negra.

Izan junto a unas armaduras.
Se visita a tu aire, se pasa por muchas salas, y las vistas desde las superiores son espectaculares, toda la campiña alsaciana en su esplendor... si no está nublado y hay visibilidad.

La visita al castillo sino es muy pormenorizada te dura entre una hora u hora y media.



Una vez terminada la visita, aunque todavía era relativamente pronto, recorrimos los algo  más de 30 kilómetros que nos separaban de nuestra casita en la Alsacia en Boersch y aprovechamos para bañarnos en la piscina y descansar un poco tras un largo día de visitas.

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