. Los viajes de Hector y Yolanda Los viajes de Hector y Yolanda: Lunes 19 de Agosto 2013-Oeste del Algarve, Cabo de San Vicente parte 2

martes, 15 de abril de 2014

Lunes 19 de Agosto 2013-Oeste del Algarve, Cabo de San Vicente parte 2

Después de visitar la costa Oeste del Algarve por la mañana, nos fuimos a comer a una de las mejores playas del Algarve, de esas merecedoras de estar en el top 5, la Playa de Beliche.

Playa de Beliche.
Playa de Beliche desde el acantilado.
Situada en la carretera que conduce al cabo de San Vicente, Beliche es la playa perfecta. Se accede por unas escaleras que comienzan justo en el aparcamiento habilitado junto a la carretera. Desde el acantilado del parking podrás ver una de las playas más bonitas de la zona.


Playa de Beliche.
Playa de Beliche desde la interminables escaleras.
La Playa de Beliche suele ofrecer las olas más perfectas de la zona, aunque hoy no iba a ser uno de esos días, pues el agua estaba plana, sin olas, de ahí la ausencia de surfistas.
 
Playa de Beliche.
La familia al completo en la Playa de Beliche.
Protegida por el Cabo de San Vicente del océano, es una playa llena de cuevas y formas rocosas donde los niños volvieron a disfrutar. Cómoda, tranquila, limpia, de arena dorada y aguas transparentes de tonos azules y verdes, la playa de Beliche es una de las mejores playa del mundo.

Playa de Beliche.
Cuevas de la Playa de Beliche.
En los últimos años han montado un mini chiringuito desde el que podrás disfrutar de la puesta de sol mientras te sirven una cerveza bien fría (la marca de la cerveza local es "Sagres"), aunque nosotros hicimos picnic...

Playa de Beliche.
Los niños y yo en el kayak.
Hay unos chicos que alquilan Kayak (10€ la hora para 2 personas) con los que podréis "descubrir" las numerosas y espectaculares cuevas que se encuentran en las inmediaciones de Beliche. Recomendado para los niños, que subieron conmigo en un kayak, mientras que Yolanda subió sola en otro. Lo pasamos en grande.

Playa de Beliche.
Playa de Beliche.
Si quieres pasar un día de playa en un lugar idílico, Beliche no te decepcionará, es sin dudas tu sitio.

Playa de Beliche.
Playa de Beliche.
Nosotros así lo hicimos, porque entre comer, pasear, bañarnos, el alquiler de los kayaks, jugar con los niños en las cuevas, etc, fue la playa donde más tiempo pasamos, unas 4 horas.

Habíamos leído y nos apetecía mucho ir a la Playa Martinhal, pero como ya empezaba a refrescar y los niños tenían una película puesta en el DVD portátil del coche, fuimos sólo a verla.

Playa Martinhal.
Playa Martinhal.
Esta playa es un enorme arenal al este de la población de Sagres y aunque se encuentre protegida del oleaje dominante y de los vientos del oeste y suroeste por la punta de Baleeira (donde se sitúa el puerto pesquero de Sagres), es, aún así, bastante ventosa debido a los persistentes vientos del norte que entran por el amplio valle que se extiende hacia el interior. La imagen característica de esta playa son los pequeños islotes de naturaleza calcárea que se levantan frente a su orilla. Estos islotes son de una gran belleza y están recorridos por grutas y cuevas. La playa es esencialmente arenosa, con dunas altas en el centro de la playa y vegetación pantanosa que se extiende hacia el interior del valle.

Fortaleza de Sagres.
Fortaleza de Sagres.
No lejos de allí se encuentra Sagres, que fue acosado por el pirata Sir Francis Drake en 1578 y devastado por el terremoto de 1775. as blancas.

Fortaleza de Sagres.
Vistas del Este desde la Fortaleza de Sagres.
El promontorio sur de la ciudad es más inhóspito, pero allí está el principal atractivo turístico, aparte de las playas, la Fortaleza de Sagres donde el príncipe Enrique el Navegante estableció su escuela de náutica de 1443.

Sus muros, sobre los acantilados, todavía ofrecen magníficas vistas.

Fortaleza de Sagres.
Vistas desde la Fortaleza de Sagres.
En la fortaleza descubriremos grietas en el suelo desde las que se ve el mar, pescadores en el acantilado y un curioso y gigante reloj solar de 43 metros de diámetro del s. XV, la Rosa dos Ventos o Rosa de los Vientos, en forma de estrella y una iglesia Nossa Senhora da Graça, edificación del siglo XVI, con portal renacentista. En el altar, interesante imagen de San Vicente sosteniendo una nave (siglo XVII). Lápidas sepulcrales de los siglos XVI y XVII.

Fortaleza de Sagres.
Rosa dos Ventos o Rosa de los Vientos.
Lo mejor que nos llevaremos de la Fortaleza es una visión del mar para recordar, y no hace falta entrar para eso, pues desde el promotorio se ve, por lo que yo no recomendaría pagar la entrada, aunque creo recordar que eran 3€.

Playa de Tonel.
Playa de Tonel desde la fortaleza de Sagres.
Otra de las playas recomendadas, situada entre Beliche y Sagres es la Playa de Tonel. De iguales características geológicas y biológicas, Tonel es una playa más familiar. Sin renunciar a la tranquilidad, es una playa ideal para todos, en especial para los niños. Cuenta con chiringuito. La playa está rodeada por acantilados que la protegen un poco de los fuertes vientos de la zona. El arenal es de grandes dimensiones y tiene forma de concha. Nosotros sólo pudimos disfrutar de ella desde el promotorio donde se encuentra la fortaleza de Sagres.

Como todavía faltaban unas pocas horas para anochecer, decidimos acercarnos para divisar otra de las playas de las que habíamos oído hablar, la Playa de Telheiro.

Playa de Telheiro.
Playa de Telheiro con el Cabo de San Vicente al fondo.
Localizarla sin GPS no es sencillo, pero espero que con las siguientes indicaciones podáis llegar bien. Se accede por la pista asfaltada que sale a la derecha en la carretera que va desde Beliche al Cabo de San Vicente. Una vez recorridos unos 2 kms, justo pasando dos viejas casas aparece un camino a la izquierda. Lo tomamos y a 1km podremos dejar el coche para bajar por por un largo sendero que baja hasta la arena. Su difícil acceso hace que sea una playa muy tranquila e íntima.

La playa de Telheiro es la playa salvaje de Sagres. Sin accesos construidos, ni hormigones ni chiringuitos, Telheiro es una playa que hay que visitar. No apta para personas con discapacidad física. Aunque no es demasiado recomendable para los niños, por el difícil acceso y la ausencia de chiringuito, sí que lo es si buscas un lugar desértico.

Playa de Telheiro.
Playa de Telheiro.
Esta playa es la más cercana al Cabo de San Vicente por la costa norte y la de Beliche por la costa sur. La playa se encuentra protegida de los vientos por acantilados y destacan las formaciones rocosas y la riqueza geológica de la zona.

Faro del Cabo de San Vicente.
Faro del Cabo de San Vicente.
Finalmente nos desplazamos hasta nuestra última visita del día, el Cabo de San Vicente, donde esperaríamos a que el sol se escondiera en el mar.

Cabo de San Vicente.
La familia viendo el atardecer en el Cabo de San Vicente.
Primero de todo advertiré que en este lugar hace frío, incluso en pleno Agosto, pues la diferencia entre este punto y unos kilómetros más al Este es de más de 10ºC y la sensación térmica es peor, porque el húmedo y fuerte viento proveniente del mar te deja congelado. De hecho hay puestos donde se vende ropa de lana y los menos precavidos no tienen más remedio que sucumbir, y eso que los precios no son bajos. Llevad ropa de manga larga.

Cabo de San Vicente.
Yolanda y los niños azotados por los fuertes vientos.
Su posición como lugar sagrado desde el neolítico se comprueba por la existencia de importantes núcleos de menhires y el relato, por autores clásicos (siglo IV a.C.), de ceremonias religiosas con libaciones y la prohibición de la presencia de seres humanos durante la noche, debido a que era frecuentado por los dioses.

Cabo de San Vicente.
Una de esas fotos típicas.
En el período en que los fenicios tuvieron factorías en el Algarve, se tiene como cierta la existencia de un santuario dedicado al héroe griego Hércules y al dios fenicio Melcart, mientras en Sagres existía otro bajo la invocación de Cronos-Saturno-Baal. Para los romanos, todo el área formaba parte del “Promontorium Sacrum” (de donde derivó el nombre de Sagres), punto extremo del occidente, donde el Sol, en su ocaso, hacía hervir las aguas del océano.

Cabo de San Vicente.
Que bonito por favor.
Cabo de San Vicente.
La verdad es que es un lugar mágico.
El traslado, tras la invasión árabe, del cuerpo de San Vicente al cabo que recibió su nombre, lo convirtió en lugar de peregrinación durante siglos. Las reliquias fueron, en 1173, mandadas llevar por el primer rey de Portugal, D. Afonso Henriques, a Lisboa. Lugar de paso obligatorio de los barcos en dirección al Mediterráneo, el Cabo de San Vicente fue escenario de importantes batallas navales. En 1693, el almirante francés Tourville derrotó a una escuadra anglo-holandesa. Una flota española sufrió igual suerte, en 1780, frente al almirante inglés Rodney. Nelson y Jarvis derrotaron otra a escuadra española, en 1797. La escuadra al servicio del rey absolutista D. Miguel fue capturada, en 1833, por la armada liberal elevando la bandera de su sobrina, la reina D. Maria II.

Cabo de San Vicente.
El sol empieza a esconderse.
Impresionantes acantilados y olas gigantescas se pueden visitar desde el punto más al suroeste del continente europeo. Realmente produce la sensación de ser el final de la tierra conocida, razón por la que durante siglos los portugueses lo llamaron “Fim do Mundo”.

Cabo de San Vicente.
Cabo de San Vicente.
Sus imponentes acantilados, golpeados por una fuerte brisa, caen a plomo desde sus 70 m. de altura sobre un mar siempre agitado, lo que convierte al cabo en un lugar mágico que despierta la imaginación de quien lo visita.

Cabo de San Vicente.
Un momento inolvidable.
Cabo de San Vicente.
Un minuto después ya no se veía el sol.
Un faro histórico marca este punto y su luz puede ser vista 100 km. mar adentro y que puede visitarse si pides "cita previa". Si tienes esa suerte contemplarás la mayor linterna de Europa, alimentada por una enorme bombilla de 3.000 vatios.

Faro del Cabo de San Vicente.
Faro del Cabo de San Vicente.
El atardecer en este punto es de gran belleza, como veréis en las fotos, y eso es lo que vinimos a ver.

Después volvimos a Albufeira, donde nos alojábamos,  a poco menos de 1 hora y 30 minutos de aquí, tiempo que aprovecharon los peques para ver dibujos. Tocaba descansar tras un largo día. Os dejo con el vídeo:

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