. Los viajes de Hector y Yolanda Los viajes de Hector y Yolanda: La Ruta de las 1000 Kasbashs, en busca del Sahara-Regreso a Marrakech-Parte 9

viernes, 1 de julio de 2016

La Ruta de las 1000 Kasbashs, en busca del Sahara-Regreso a Marrakech-Parte 9

Nos despertaron poco antes de las 6 de la mañana en medio del desierto, donde pasamos la noche el una haima o jaima.

Saliendo el sol en Erg Chebbi.
Saliendo el sol en Erg Chebbi.
Después de unos minutos ya estábamos en los dromedarios para regresar a nuestro hotel, La Vallée des Dunes donde nos ducharíamos y desayunaríamos.


Saliendo el sol en Erg Chebbi.
Regresando al hotel.
El madrugón tenía varios objetivos, primero y más importante ver como salía el sol en el desierto del Sahara, un autentico espectáculo, aunque si tuviera que elegir, prefiero la puesta de sol que el amanecer.

Saliendo el sol en Erg Chebbi.
Preciosa salida del sol en el desierto.
Pese a todo, ver ese Sol tan redondo asomándose rápidamente tras las dunas es de esas cosas que no se olvidan, más aún si, como en nuestro caso, lo haces a lomos de un dromedario.

Saliendo el sol en Erg Chebbi.
Otro grupo regresando a su hotel.
Otro de los objetivos de ese madrugón era que hoy teníamos que regresar a Marrakech, y son casi 600 kilómetros de carretera de un sólo carril que atraviesa todas las poblaciones del camino y repleta de tráfico lento y controles de velocidad, por lo que iba a ser bueno que los niños estuvieran cansados para que hiciesen una buena siesta y se les hiciera más corto el camino...ya sabéis que viajar con niños es posible, pero hay ciertos trucos que facilitan las cosas y es bueno usarlos...

Saliendo el sol en Erg Chebbi.
Saliendo el sol en Erg Chebbi.
Cuando dejamos la arena detrás, nuestros cuerpos no aguantaron más y decidimos hacer los últimos metros de camino andando, todos excepto Joel, que prefería seguir en el dromedario.

Saliendo el sol en Erg Chebbi.
La vuelta se nos hizo más rápida.
Antes de las 8:00 estábamos en La Vallée des Dunes, donde habíamos reservado la noche en el desierto, y allí nos dejaron la misma habitación donde dormimos dos noches antes para ducharnos y deshacernos de una vez por todas de la arena que llevábamos en nuestro cuerpo.

Saliendo el sol en Erg Chebbi.
Nuestras sombras a lomos de los dromedarios.
Una vez aseados nos comimos el típico desayuno marroquí y tras el avituallamiento procedimos a coger el coche, que ya estaba lleno con nuestro equipaje (todo excepto el que llevamos al desierto que lo dejamos en el coche esa mañana).

De Erg Chebbi a Ouarzazate.
De Erg Chebbi a Ouarzazate.
Cerca de Rissani.
De Erg Chebbi a Ouarzazate.
Una de las kasbahs bien conservada.
Los niños se pusieron a ver una película de dibujos en el DVD portátil que habíamos traído (imprescindible si vas a viajar con niños en coche) así que pronto se durmieron...Izan un par de horas y Joel casi 4 horas de siesta.

De Erg Chebbi a Ouarzazate.
De Erg Chebbi a Ouarzazate.
Las Kasbahs que había en el camino.
Eso hizo que llegáramos a Ouarzazate a la hora de comer, ya que sólo paramos a repostar gasolina y a hacer alguna foto.

De Erg Chebbi a Ouarzazate.
De vez en cuando en medio de la nada aparecían Kasbahs y palmerales.
De Erg Chebbi a Ouarzazate.
De Erg Chebbi a Ouarzazate.
Volvimos por el mismo sitio por el que habíamos venido ya que el GPS nos llevó por allí y como queríamos llegar a Marrakech lo antes posible (por el día) y no teníamos que hacer visitas, nos pareció una carretera más o menos excelente hasta Ouarzazate.

Cerca de Ouarzazate.
Cerca de Ouarzazate.
Cerca de Ouarzazate.
Kasbahs cercanas a Ouarzazate.
Después de comer nos quedaba el tramo más pesado, ya que atravesar de nuevo el Atlas era lo más lento por diversas razones, por las obras, por la carretera de montaña repleta de curvas, por el tráfico lento de camiones con pocos tramos donde poder adelantarlos, y en esta ocasión por la meteorología.

Cruzando el Atlas.
Nos nevó cruzando el Atlas.
Lo curioso fue que esta vez, al cruzar el Atlas nos nevó, por lo que pasamos del sol del desierto a la nieve de las montañas en pocas horas.

La verdad es que no fue una gran nevada, pero lo suficiente como para que nos asustáramos un poco ante la posibilidad de que subiera de intensidad y cerraran el puerto de montaña.

Marrakech, en la Plaza Djemaa el Fna.
Marrakech, en la Plaza Djemaa el Fna.
A eso de las 19 más o menos llegamos a Marrakech, y como al salir, nos costó un poco llegar a la plaza Djemaa el Fna porque el GPS te lleva cruzando la medina, y no es la mejor idea, así que hasta que pudimos averiguar cómo y por donde rodearla perdimos algo de tiempo.

Marrakech.
Joel y Yolanda en Marrakech.
Finalmente encontramos la plaza y aparcamos en el mismo garaje que el día que llegamos a Marrakech, delante de la plaza, al lado del restaurarte de comida rápida KFC por menos de 7 € (70dh) desde las 19:30 hasta las 14:00 del día siguiente.

Marrakech, cenando en la Plaza Djemaa el Fna.
Marrakech, cenando en la Plaza Djemaa el Fna.
Dormíamos en un hostal muy cercano a la plaza, en una habitación para 4 sin baño muy económica, así que después de dejar el equipaje (parte del mismo se quedó en el maletero del coche).

Marrakech, cenando en la Plaza Djemaa el Fna.
Longanizas, carne, calamares...
Esa noche fuimos a dar una vuelta por la plaza Djemaa el Fna, queríamos comer en los puestos de la plaza, algo muy típico de Marrakech.

Marrakech, cenando en la Plaza Djemaa el Fna.
Aunque no es caro no es el lugar más barato para comer.
Nuestra experiencia fue que son muuuuuuuuy pesados...y que es más barato y mejor comer en puestos chiquititos que en los grandes con muchas mesas, donde pese a estar puestos los precios te la meten doblada poniendo más cosas de las que pides para luego cobrartela, como el té a la menta o las aceitunas.

Marrakech, cenando en la Plaza Djemaa el Fna.
Antes de dormir un vaso de zumo de naranja y fresa para los niños.
Nosotros picamos varios platos distintos en dos puestos, uno pequeño y uno grande, y sin duda el peqeuño era mejor en todos los sentidos excepto en variedad de comida, aunque había pescado y calamares a la romana, que era lo que los niños querían comer...je, je ,je...

Marrakech, en la Plaza Djemaa el Fna.
Izan no se fiaba mucho...je, je, je...
Marrakech, en la Plaza Djemaa el Fna.
Joel con su serpiente...
A la mañana siguiente después de desayunar nos fuimos de nuevo a la plaza Djemaa el Fna donde los niños se hicieron la típica foto con las serpientes, aunque como muchas veces, intentaron timarme, ya que una vez cerrado el precio (20dh para las dos fotos), querían 20€...anda que no...

Los zocos de Marrakech.
Yolanda y los niños en los zocos de Marrakech.
Los zocos de Marrakech.
La farmacia tradicional.

El tiempo estaba algo revoltoso, ya que por momentos se ponía a llover y paraba, así que como no íbamos a visitar la ciudad (ya la visitamos años atrás), fuimos a hacer algunas compras y a enseñarles a los niños los zocos.

Los zocos de Marrakech.
Los zocos de Marrakech.
Los zocos de Marrakech.
La influencia francesa se nota en algunas cosas.
Los niños alucinaron con los zocos, sobretodo con la parte donde se compraban las gallinas vivas y las mataban y desplumaban en las tiendas de delante...algo que aquí en España sólo se ve en los pueblos.

Los zocos de Marrakech, Plaza de las Especias.
Los zocos de Marrakech, Plaza de las Especias.
Los zocos de Marrakech.
Puestos de aceitunas y encurtidos.
Buscamos la Plaza de las Especias para comprar algo de canela y cuatro especias más, perdiéndonos a propósito por los zocos con el objetivo de callejear y de que Izan nos sacara de allí después, si era capaz...una forma de que el niños pusiera interés, se fijara y se divirtiera...otro de los trucos que usamos los que solemos viajar con niños.

Los zocos de Marrakech.
Los zocos de Marrakech.
Los zocos de Marrakech.
Yolanda y Joel en el zoco.
Seguimos callejeando por el zoco de las lámparas, por el de la ropa, etc haciendo las últimas compras hasta la hora de comer.

Los zocos de Marrakech.
Los zocos de Marrakech.
Después de comer regresamos al hostal, cogimos el equipaje, volvimos al garaje, pillamos el coche, fuimos al aeropuerto tres horas antes, dejamos el coche de alquiler y, horas más tarde regresamos a Madrid.

Los zocos de Marrakech.
Probando el zumo de caña de azúcar por primera vez.
Menos mal que vinimos con tiempo, porque pese a tener la tarjeta de embarque impresa, en Marrakech has de pasar por el mostrador sí o sí, por lo que había bastante cola, y entre eso, el control de equipaje, los incompetentes del control de pasaportes y demás casi perdemos el vuelo, de hecho llegamos a la puerta del avión justitos.

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