. Los viajes de Hector y Yolanda Los viajes de Hector y Yolanda: Islandia en Invierno-De la península de Snaefellsnes al Norte de Islandia-Parte 3.

lunes, 4 de julio de 2022

Islandia en Invierno-De la península de Snaefellsnes al Norte de Islandia-Parte 3.

Nos despertamos sobre las 8:30 de la mañana, y después de asearnos y desayunar, pusimos rumbo a Kirkjufell, uno de los símbolos de Islandia, a unos 30 minutos (30 kilómetros) de nuestro alojamiento.

Islandia. Península de Snæfellsnes, Kirkjufellsfoss.
Islandia. Península de Snæfellsnes, Kirkjufellsfoss.

La famosa montaña Kirkjufell (Montaña Iglesia) y su forma triangular, majestuosa o preciosa, ofrece una postal realmente preciosa desde detrás del río, con la cascada Kirkjufellsfoss en un primer plano y Kirkjufell al fondo.

Islandia. Península de Snæfellsnes, Kirkjufell y Kirkjufellsfoss.
Islandia. Península de Snæfellsnes, Kirkjufell y Kirkjufellsfoss.

Lamentablemente estábamos frente al emblema de la península de Snæfellsnes o de Islandia, y el día era muy feo, con lluvia, mucho viento y bastante frío, y nosotros la esperábamos ver repleta de nieve, y no con ese color marrón.

Islandia. Península de Snæfellsnes, Kirkjufell y Kirkjufellsfoss.
Kirkjufell y Kirkjufellsfoss en Septiembre de 2020.

Afortunadamente para nosotros, teníamos cerca el recuerdo de Kirkjufell y Kirkjufellsfoss con el precioso color verde inundándolo todo en nuestro viaje a Islandia en verano, cuando ya os conté que la montaña se llama así porque su forma recuerda al tejado de una iglesia vikinga, pues significa “la montaña-iglesia”, o que ha sido escenario de la serie Juego de Tronos (por ejemplo cuando los hijos del Bosque crean a los Caminantes Blancos o en la séptima temporada cuando Jon Nieve y su séquito van más allá del muro) o en la serie Vikingos.

Islandia. Península de Snæfellsnes, Noroeste de la carretera 54.
Islandia. Península de Snæfellsnes, Noroeste de la carretera 54.

Islandia. Península de Snæfellsnes, Noroeste de la carretera 54.
Conducir por Islandia es un placer, no paro de decirlo.

La visita no se extendió demasiado por eso, por ser un lugar que ya conocíamos, y porque el día no acompañaba nada, y eso, el mal día, y la ausencia de nieve, empezaba a crear un run run en nuestras mentes...¿habíamos hecho bien repitiendo destino y viniendo a Islandia en Invierno?.

Islandia. Península de Snæfellsnes, Noroeste de la carretera 54.
Qué maravilla de paisajes.

Islandia. Península de Snæfellsnes, Noroeste de la carretera 54.
Carreteras "infinitas" sin tráfico alguno...

Ya os adelanto yo que sí, mereció la pena, y mucho, Islandia es un país increíble, la verdad, porque el resto del viaje la meteorología nos respetó más que incluso en verano.

Islandia. Península de Snæfellsnes, Noroeste de la carretera 54.
...esto es Islandia...muchas veces creeréis que estáis solos.

Continuamos con nuestro roadtrip, cambiando el plan original de acercarnos hasta Stykkishólmsbær, donde llegamos en verano en ferry desde los Fiordos del Oeste, para visitar el Museo del Tiburón o Bjarnarhofn, pero como cerraban en invierno, tampoco pudimos verlo.

Islandia. Península de Snæfellsnes, Noroeste de la carretera 54.
Nuestra Viking 4x4 de Campeasy es una pasada.

Así que continuamos nuestro viaje por la península de Snæfellsnes por la carretera 54 pero por un tramo que nunca habíamos recorrido (debido a que llegamos aquí en ferry), por unas carreteras de grava realmente espectaculares que, como habéis podido comprobar en las fotos de arriba, no podíamos dejar de fotografiar.

El parquing de la Casa de Érik el Rojo o Eiríksstaðir viking longhouse.
El parquing de la Casa de Érik el Rojo o Eiríksstaðir viking longhouse.

Así llegamos a la carretera 60, pero enseguida la dejamos por la 586, pero sólo momentáneamente, ya que íbamos a visitar la Casa de Érik el Rojo, la Eiríksstaðir Viking Longhouse, donde llegamos alrededor de 2 horas después, pues aunque hay 106 kilómetros desde Kirkjufell, entre las condiciones de la carretera y las paraditas para hacer fotos, se pierde bastante tiempo.

Casa de Érik el Rojo o Eiríksstaðir viking longhouse.
Hnefatafl, el ajedrez vikingo.

A pesar de que sabíamos que también estaba cerrado, sólo teníamos que hacer 8 kilómetros de ida, y regresar después, y como hoy iba a ser un día de pocas visitas y muchos kilómetros hasta llegar al Norte de Islandia, decidimos venir.

Casa de Érik el Rojo o Eiríksstaðir viking longhouse.
Casa de Érik el Rojo o Eiríksstaðir viking longhouse.

Y os digo que mereció la pena, tanto por los paisajes, como por la casita, una preciosidad, a pesar de tratarse de una reproducción.

Caballo típico islandés
Caballo típico islandés.

Después de esto y de comer, esta es la ventaja de llevar el frigorífico y la cocina en la furgoneta, que comes en cualquier sitio y no pierdes tiempo (además de ahorrar un montón de dinero), continuamos nuestro viaje hacia el Norte...nuestro camping de hoy estaba a 200 kilómetros, a unas 2 horas y 30 minutos.

Mapa de carreteras de Islandia.
Mapa de carreteras de Islandia.

A pesar de ello, como no había nada más que ver durante el trayecto, y llegaríamos de noche, decidimos desviarnos para probar las aguas termales de Grettislaug, un manantial que se encuentra al lado del mar en Glerhallavík, en Reykjaströnd, en la Península de Skagafjörður, a unos 40 km de la carretera principal R1 desde Varmahlíð en dirección norte, aunque la carretera 748 es muy mala y padecimos incluso con la 4x4...todo para que cuando llegáramos, recién caída la noche, estuviera cerrado, a pesar de estar "lleno de gente" bañándose, en teoría los dueños del terreno y vecinos, así que nuestro gozo en un pozo.

Piscina de agua caliente del camping de Lambeyri, Steinstaðaskóli, Islandia.
Piscina de agua caliente del camping de Lambeyri, Steinstaðaskóli, Islandia.

Así que nos dirigimos a Fosslaug, a unos 55 minutos (55 kilómetros), otros baños calientes pero esta vez en plena naturaleza, muy muy cerca de nuestro camping, pero como están un poco escondidos y Google no los tiene bien ubicados, y ya era de noche (estaba muy oscuro) no lo encontramos...otra decepción, que unida al cansancio de todo el día en la carretera nos puso de mal humor...Nos dirigimos entonces al camping de invierno Bakkaflöt Campsite, el único de la zona, pero llegamos y no había nadie, además estaban cerrados los baños, las cocinas, etc...pero en nada llegó un señor y nos dijo que habían hecho un camping nuevo a menos de un kilómetro, que lo siguiéramos, dicho y hecho lo seguimos hasta Lambeyri, Steinstaðaskóli, un camping sólo para nosotros, bastante económico porque no podíamos pagar con tarjeta y sólo llevábamos como 10€ en efectivo, que es lo que nos cobró el dueño. Además de tener una sala de estar y cocina con buena calefacción, poder usar la lavadora de manera gratuita, tenía una piscina de agua caliente y unos vestuarios justo allí mismo que hizo que nos sacáramos la espinita de los dos lugares anteriores...bañarse a estas temperaturas con el frío que hace es un placer.

Glaumbær en Septiembre de 2020, verano.
Glaumbær en Septiembre de 2020, verano.

Después de una hora y poco de relax en la piscina, hacer una lavadora, tenderla en las sillas de la cocina y cenar, nos fuimos a dormir, ya que al día siguiente habíamos quedado a las 8:00, eso sí, estábamos prácticamente al lado, a unos 20 minutos, menos de 20 kilómetros.

Plano de Glaumbær, Islandia.
Plano de Glaumbær, Islandia.


En nuestro anterior viaje cuando llegamos a Glaumbær, el museo popular (fundado en 1948 y abierto al público en 1952) que nos muestra cómo se vivía en el s.XIX y el ambiente que reinaba en esa época, ya había cerrado.

Islandia, Glaumbær, habitación número 12.
 IslandiaGlaumbær, habitación número 12.

No os podéis ni imaginar la alegría que nos dio cuando contactamos por e-mail con el museo (byggdasafn@skagafjodur.is) para que nos hicieran el favor de abrir pronto y dejarnos realizar la visita, y nos citaron para el Lunes 20 a las 8:00 de la mañana (1.700 ISK por adulto).

Islandia, Glaumbær, cocina, habitación número 3.
IslandiaGlaumbær, cocina, habitación número 3.

Tras el fiasco del primer día con el museo Stekkjarkot, y del día anterior con la casa de Érik el Rojo, ambos cerrados, visitar Glaumbaer, uno de los sitios culturales mejor preservados de Islandia y sumergirse en el pasado islandés a través de las casas de turba, en la vida rural de los siglos XVIII y XIX para imaginar cómo se vivió aquí antes que nosotros, no tiene precio. 


Islandia, Glaumbær, objetos expuestos en vitrina.
IslandiaGlaumbær, objetos expuestos en vitrina.

Aunque estaba todo oscuro, y las fotos de su exterior por la noche son pésimas (no pasa nada porque tenemos las del verano anterior), eso no desmereció la visita, ya que en su interior no hay electricidad y se aconseja llevar linternas para la visita (llevábamos una muy potente).

Islandia, Glaumbær, objetos expuestos en vitrina.
IslandiaGlaumbær, objetos expuestos en vitrina.

Entramos a la granja, construida de turba y con los muros al estilo tradicional, hechos de piezas de césped seco colocados de formas variadas y madera para el armazón y el revestimiento de la casa, por el número 1, la entrada y pasillo.

Islandia, Glaumbær, baðstofa o sala común (6,7 y 8).
IslandiaGlaumbær, baðstofa o sala común (6,7 y 8).

La habitación de nuestra izquierda es la número 12, un cuarto de huéspedes reconvertido en recepción, repleto de fotografías de personajes ilustres de la época como sacerdotes.

Islandia, Glaumbær, baðstofa o sala común (6,7 y 8).
IslandiaGlaumbær, baðstofa o sala común (6,7 y 8).

La de la derecha, la número 2, también es un cuarto de huéspedes, pero esta vez sí que está tal cual, con su cama, su armario y un montón de objetos de siglos pasados que se usaban día a día.

Islandia, Glaumbær, baðstofa o sala común (6,7 y 8).
La gente en esa época dormía sentada porque acostados parecían muertos.

Después entramos en el largo pasillo con puertas a derecha e izquierda y fuimos viendo la cocina (3), despensas y otros cuartos de huéspedes, todas ellas repletas de objetos cotidianos, unas veces encima de muebles, estanterías de la época o toneles, y otras en vitrinas, todo ello mientras la guía nos iba explicando (en inglés) cada detalle, cada habitación, en resumen, cómo se vivía allí en otra época (la última familia abandonó la granja en 1973).

En la pared varios patines para patinar obre hielo y en el techo unos esquís.

El edificio o conjunto de edificios que componen la granja datan de épocas diferentes, por ejemplo, el edificio más reciente, la baðstofa o sala común (6,7 y 8), fue construido entre 1876 y 1879, mientras que la más antigua, la cocina, data del año 1750.

Glaumbær en Septiembre de 2020, verano.
Glaumbær en Septiembre de 2020, verano.

En todo momento, durante la visita, nuestras caras mostraban emoción y alegría, aunque debajo de las mascarillas (puto Covid-19) no se podía adivinar, pero estábamos con la boca abierta, alucinados con la calidad de este museo, todo un acierto haber entrado, y haber regresado un año y 3 meses después para poder vivir la experiencia...muy aconsejable su visita, la verdad.

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