. Los viajes de Hector y Yolanda Los viajes de Hector y Yolanda: Miércoles 10 de Febrero de 2010, Fez-Meknes

domingo, 14 de marzo de 2010

Miércoles 10 de Febrero de 2010, Fez-Meknes


Como ya conté en el relato del Martes 9 de Febrero, había quedado con un chaval que el día anterior me había dejado colgado, así que tras desayunar esperé un rato frente a la puerta del hotel. Minutos después salieron dos jóvenes con pinta de paisanos, y les pregunté si iban a visitar la medina, por si les interesaba compartir guía.

Mientras hablábamos y nos presentábamos (se llaman Fito y Ricky) pasaban los minutos, y como el chico no venía, decidimos no esperarlo.



Los dos chicos catalanes habían llegado la noche anterior, así que me ofrecí a guiarlos por donde yo ya había estado, para que fueran situándose, y quedamos en que los llevaría hasta la gran Mezquita, que era más o menos hasta donde yo había estado sin ningún tipo de acompañante o guía, y una vez allí ya veríamos si continuábamos, tal y como pasó.

Así que subimos por Talla Kebira hasta llegar a la Madrazza de Bou Inania y la Casa del reloj. Rápidamente visitaron la madraza y les enseñé los dos fonduc que había poco más adelante, hasta llegar a la Madraza el-Attarine, en pleno zoco el-Attarine, laberinto de callejones donde se venden artículos de "lujo".

A pocos metros de la madraza está la Mezquita el- Qarauiyyin, no visitable para los no musulmanes. Es el edificio de culto más imponente del Islam magrebí, y la más antigua de Marruecos. Se pueden hacer fotos desde fuera. Es la que está arriba a la izquierda y derecha. Siguiendo un poco más adelante encontramos una pequeña plaza llamada Plaza es Seffarin, a la derecha e izquierda. Desde esta plaza intenté llevarlos al barrio de los curtidores Chouara, al norte de la plaza, pero ya les avisé que lo veía muy difícil, pues allí me llevaron y no me fijaba tanto por donde caminaba. De camino, o más bien mientras avanzábamos al tun tun, entramos en una cooperativa donde se tejían alfombras de varios tipos de materiales, bueno, nos entró el encargado o dueño para enseñarnos el trabajo artesanal, llevarse alguna propina y porque no, intentar vendernos alguna alfombra, cosa que no consiguió.

Fabricación a mano de alfombras.


Cooperativa donde se tejen alfombras.

Por si quedan dudas de cual es el mejor equipo del mundo...

Este hombre nos indicó el camino hacia los curtidores, pero como lo veíamos difícil de encontrar, nos llevó un chico. Como el día anterior, accedimos por una tienda de artículos de cuero (previo pago de 10 dh. por persona) hasta una terraza desde donde se veían los curtidores. Intenté ubicarme, es decir, buscar la terraza desde donde el día anterior divisé los curtidores, pero pronto me dí cuenta de que no se trataba de los mismos curtidores. Estos eran bastante más grandes y amplios, y las tinas de colores eran mucho más abundantes y con una gama de colores más amplia y vistosa. Estos eran los curtidores más grandes de Fez, los que salen en todas las fotos de revistas y guías. Pasé de la decepción del día anterior tras ver aquellos, a la alegría de haberme "tropezado" por casualidad con estos. Incluso el mal olor era más apreciable en estos curtidores.

Fijaros en la gran variedad de colores.

Las pieles secándose.

Salimos de allí y decidimos buscar, con ayuda de los planos y preguntando de vez en cuando, la Plaza Nejjarine (fotos a la izquierda, derecha y debajo). Mientras caminábamos, Fito y Ricky me comentaron que esa misma tarde cogerían el último tren hacia Meknes, así que, aunque mi intención era pasar una noche más en Fez (cuando llegué al Hotel Cascade reservé para tres noches), decidí irme con ellos y compartir tanto el taxi del día siguiente hacia Volubilis y Mulay Idris, como habitación en Meknes. Esto haría que los tres nos ahorráramos unas pelillas y por el momento nos estábamos llevando muy bien (y así siguió hasta el que tuvimos que separarnos por seguir diferentes rutas). Poco después nos encontramos con dos chicas catalanas, Eli y Yolanda, que ya habían coincidido con Fito y Ricky. Ellas iban acompañadas de un chico de 14 años muy simpático que les hacía de guía, y como ya habían visto lo mismo que nosotros, nos acompañaron a la plaza que estábamos buscando, bueno, más bien nos llevó el "guía".
De camino atravesamos los zocos de las especias y después de ver la plaza, y comer unos bocadillos de carne picada a la plancha con especias, nos despedimos de nuestro guía y le pagamos (10 dh cada uno, es decir, 50 dh).

Nuestro "restaurante" de comida rápida.

De Izq. a Der. Iolanda, Eli, Fito, el guía, yo y Ricky.

Yo volví con Ricky y Fito al hotel, recogí mi equipaje y me dispuse a pagar. Como había reservado para tres noches y eran más de las 12:00, pretendían que pagara 3 noches. Yo, aunque llegué al hotel cerca de las 14:00, no pude instalarme hasta pasadas las 16:00, que era más o menos la hora actual, por lo que insistí en pagar sólo dos noches, es decir, 160 dh. Al final, ni para ti ni para mi pagué 200 dh (2 noches y media) y me fui por no discutir más (y porque no tenía 160 dh. sólo tenía 2 billetes de 100).

Zocos.

Un petit taxi nos llevó a la estación de ferrocarril, pero antes paramos un momento frente a las puertas doradas del Palacio Real, pues como había estado por allí dos días antes, sabía que estábamos cerca y le pedimos al taxista que nos llevara unos minutos, de ese modo, Ricky y Fito podrían verlas.

Medina de Fez.

Zocos en la medina.

Unos minutos más tarde, y por menos de 15 dh. estábamos en la estación de ferrocarril donde por 20 dh. por persona teníamos un billete de segunda para Meknes. Entramos en el tren y vimos que se trataba de un tren bastante moderno, de dos plantas y bastante cómodo pese a ser segunda clase. Minutos después, y por casualidad, subieron Iolanda y Eli, las chicas con las que habíamos compartido visita horas antes (aunque sabíamos que era su destino, no sabíamos a que hora cogerían el tren).

En el tren quedamos en compartir taxi desde la estación de ferrocarril de Meknes hasta la medina, y también para el día siguiente ir a Volubilis y Mulay Idris ( con el consiguiente ahorro para los cinco por compartir los gastos).

Meknes o Mequínez está situada en el centro norte del país, a 267 km al sur de Tánger; a 60km al oeste de Fez y a 138 km al este de Rabat. Más pequeña y tranquila que Fez , es la quinta ciudad más grande del país, tiene una población de 450.000 habitantes. La ciudad forma parte del Patrimonio de la Humanidad ya que representa a la perfección como era una capital del Magreb del siglo XVII, que combina a la perfección elementos de planificación islámicos y europeos.

Meknassa de los Olivos- (Azeitún, da origen a la españolísima palabra aceituna), es una fundación berebere del siglo IX, pero hasta 1069 no toma su verdadero carácter, cuando los Almorávides construyen un bastión y una alcazaba. Tras pasar por asedios, conquistas, abandonos y reconstrucciones, Meknes alcanza su apogeo bajo el reinado de Mulay Ismail que la hizo su capital.
Este sultán alauí, contemporáneo de Felipe IV, embelleció Meknes dotándola de murallas con puertas monumentales, jardines, mezquitas, alcazabas y su primer palacio, Dar Kebira. El resultado es una de las ciudades más monumentales de Marruecos.

Actualmente Mequínez es una atractiva ciudad llena de vida nocturna y con muchos restaurantes donde degustar la más tradicional comida marroquí. Dado que Fez le resta protagonismo en cuanto a destino turístico, la ciudad respira un ambiente más relajado y en ella los viajeros podemos estar más a salvo del acoso de los vendedores o de los guías no oficiales que intentan timar a la primera de cambio. Además es un buen lugar donde realizar las compras del viaje ya que los precios son más razonables que en Fez.

Tres zonas bien demarcadas (al igual que ocurre en Fez), la Medina, la Ciudad Imperial y la Ville Nouvelle componen esta urbe.

Llegamos a la estación de la Ville Nouvelle y un grand taxi nos llevó a los cinco a la plaza el -Hedime, centro de la medina y próxima tanto a los alojamientos baratos de mochileros que buscábamos los catalanes y yo, como al riad que tenían las chicas reservado. El mismo taxi que nos llevó allí, fue el que reservamos para el día siguiente a las 9:00 para ir de excursión.

Ahora tocaba buscar alojamiento, y tras preguntar precio en uno de los económicos, fuimos al cercano Hotel Regina ( tel. 035 53 02 80 y foto de la derecha) , donde reservamos una habitación triple( 180 dh. ) para hoy y una sencilla ( 80 dh. ) para mi para el día siguiente. El hotel estaba bastante bien (relación calidad-precio) y a sólo 2 minutos andando de la plaza.

Empezamos nuestra visita nocturna (pues ya había anochecido) después de merendar unos bocadillos de carne a la brasa con especias por 9 dh. La plaza El Hedim, inmensa explanada (200m de largo por 100 de ancho), está particularmente animada por la noche. Bordeada por construcciones modernas, entre ellas un mercado cubierto de frutas y verduras, donde se pueden comprar sus famosas aceitunas es el centro más animado de Meknes.

Nos introdujimos en la medina por la calle que nace junto al museo Dar Jamaï , en la misma plaza. Callejeamos por los zocos, enjambres de pequeñas calles (algunas cubiertas) repletas de comercios y talleres, como si d el S.XVII y XVIII se tratara. Los ferreteros (akarir), abaceros (bezzazine) y vendedores de telas (serrayriya), en la Rue des Souks; mientras que los metaleros (baddadin) ocupan la vieja Rue des Armuriers. Otros zocos son el de los Carpinteros, junto a los de los bastidores de latón y cobre y poco después el de los zapateros.

Se puso a llover, y decidimos descansar tomándonos un té verde con menta en un bar muy cutre que teníamos al lado. Lo que finalmente iban a ser tres tés, se convirtieron en seis (por sólo 1,1 dh. los seis) y una agradable charla con un hombre de allí, que luego amablemente nos acompañó por la laberíntica medina hasta la plaza, enseñándonos partes de la misma que sólo el azar hubiera hecho que encontrásemos. Ni nos pidió ni admitió que le diéramos propina, afortunadamente todavía queda gente honrada y amable por el mundo...

Fito, Ricky y yo un bar con locales.

Cenamos en la calle del hotel en un pequeño bar sin turista alguno un delicioso tagine y pan para dar y vender por 30 dh. por persona, eso si, hecho a fuego lento, pues pese a ser dos personas en la barra y no haber nadie, tardaron 45 minutos. Fito dijo unas diez veces que estaba buenísimo...

Ricky, Fito y yo justo antes de cenar.

Por la noche nos quedamos bebiendo whisky que llevaban los catalanes y contando historias, chistes y demás hasta hartarnos de reír...

3 Comments:

Nela said...

Precioso viaje y precioso relato del mismo. Saludos Nela

Reflexión Pensativa - Postales Turísticas said...

Hola, excelente blog,

Te dejo un saludo, me gustaron tus viajes.

Un saludo.

Elisa said...

Hola,
Pero qué hermosa visita, como de costumbre :)
Saludos cordiales
Elisa, Argentina